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Agresiones sexuales en grupo: ¿Por qué suceden y cómo podrían evitarse?

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Las noticias sobre agresiones sexuales en grupo van aumentando en los últimos años de manera exponencial, lo que preocupa a expertos de diferentes ámbitos, incluida la Psicología. No existen datos suficientes para saber si lo que aumenta es el número de agresiones o las denuncias sobre ello, ya que durante años la mujer ha seguido sufriendo este tipo de abusos. Independientemente de eso, lo que sí está claro es que es un problema real y actual que marca la vida de toda persona que lo padece y de su entorno. Las secuelas que dejan las agresiones sexuales en grupo son mayores, ya que hay una mayor violencia en los actos. Saber por qué ocurren y cómo podríamos trabajarse para reducir el número hasta su erradicación es una prioridad actualmente.

La Psicología del grupo

Las agresiones sexuales en grupo cuentan con una serie de características que diferencian este tipo de actos de las agresiones sexuales individuales. Mientras que a nivel individual hay impulsos propios de la persona, en las agresiones sexuales en grupo entran en juego las influencias del propio grupo, los roles que están ya definidos, una serie de normas o el liderazgo. Además, como la Psicología Social descubrió hace décadas, el individuo pierde parte de su personalidad cuando está en grupo, formándose una personalidad grupal que impera y que nos lleva a cometer actos que a nivel individual nos serían más difíciles (pero no imposibles). Es decir, hay una predisposición individual que se deja llevar por el grupo, junto a la presión del líder o el miedo a la expulsión si no se cumplen las normas.

Como hemos dicho, las agresiones sexuales en grupo tienen una mayor violencia. Eso hace que el acto genere un mayor número de consecuencias físicas y psicológicas para las víctimas. A esas secuelas se le sumará la estigmatización que aún existe sobre las mujeres que han sido violadas y abusadas.

El perfil de los agresores sexuales

Si tenemos en cuenta los estudios sobre comparación con otros delitos sexuales, las agresiones sexuales en grupo son llevadas a cabo por adolescentes o adultos jóvenes, una edad menor que las violaciones individuales. Hay diferentes factores, como una mayor falta de regulación emocional propia de esa edad, la vulnerabilidad frente al grupo o el impacto de la pornografía con la distorsión frente a la sexualidad consensuada propia de este sector. Y, algo común a las agresiones sexuales individuales es la base del machismo y la necesidad de dominación sobre la mujer.

Hay que tener en cuenta que, en las agresiones sexuales en grupo, no hay una planificación, sino que se realiza de forma espontánea. Eso hace que psicológicamente quede descartado el trastorno o la patología mental como explicación al acto. Sí que vemos que la oportunidad del momento ante determinados eventos o circunstancias promueven los actos.

Psicoeducación

El hecho de que el número de agresiones sexuales en grupo siga aumentando habla de nosotros como sociedad y de la educación que estamos dando a los adolescentes y jóvenes. El abuso de poder y la dominación sobre la mujer señalan que no estamos ante una sociedad educada en la igualdad y el respeto hacia los demás. Esta clara desigualdad marca una jerarquía donde algunas personas tienen más probabilidades de ser agredidas, convirtiéndose en víctimas de un sistema de valores dañado.

Tenemos que tener en cuenta que se ha convertido en un problema que afecta a la totalidad de la población. Así, los cambios deben basarse en nuevas leyes, modificaciones educativas y un enfoque igualitario en la cultura. De esta forma, podremos asegurarnos que, como sociedad, vivamos el cambio que necesitamos.

Igualdad y respeto

Una de las bases que deben establecerse dentro de la educación es la de la igualdad y respeto. Basándonos en la premisa de la no distinción por género, identidad sexual, raza ni cualquier otro aspecto, veremos a las demás personas como iguales. Así, las jerarquías o los roles de dominación/sumisión, como los que aparecen en las agresiones sexuales en grupo, desaparecerán.

La educación tanto dentro como fuera de las escuelas es vital para el correcto desarrollo de cualquier niña o niño. En los centros educativos o en las familias la crianza en valores debe acompañarse a otras materias como pueden ser la Historia. Además, no sabemos distinguir cuándo un acto es consensuado o no, un claro indicador de por dónde habría que empezar a educar en valores.

El peligro de la pornografía

El acceso fácil y libre a la pornografía contribuye a la hiper sexualización de la sociedad, especialmente de las mujeres. En el porno el papel de la mujer está siendo cada vez más denunciado por cómo acabamos viendo la vejación o la humillación como algo deseado por ellas. Pasamos de esa imagen en la pornografía a la vida real, olvidándonos del consenso explícito en el sexo o del respeto.

Además, el peligro del porno va más allá de las agresiones sexuales en grupo. Tanto hombres como mujeres están viendo que la imagen que proyecta la pornografía deberá ser la real y esperada. La no adecuación a ello o el no cumplir con esas expectativas va dañando la autoimagen o la satisfacción en las relaciones sexuales.

Prevención de la violencia sexual

La prevención de las agresiones sexuales en grupo pasa por cuatro áreas de trabajo:

  • Intervención nacional: hablamos de un cambio a nivel político, implicando áreas como la educación y la cultura. Aunque estos cambios son más lentos, no dejan de ser menos urgentes.
  • Intervención comunitaria: proyectos destinados a barrios, pueblos y ciudades, que no solo incluyan medidas psicoeducativas, sino dispositivos de seguridad vecinal donde pueda existir una fuerte red de apoyo.
  • Intervenciones en las relaciones: Implica cualquier vínculo afectivo que creemos, familiar, de pareja o de amistar. Es necesario saber cómo debemos relacionarnos de una forma sana con los demás. Así erradicaremos toda toxicidad de las relaciones, como los celos o la necesidad de control.

Vemos cómo el número de agresiones sexuales en grupo va aumentando. Como sociedad, tenemos la obligación de tomar la responsabilidad necesaria para que esto pare. Entender qué hay detrás y que podemos hacer a nivel individual y social para solucionarlo es ahora prioritario.

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Ángel Rull

Ángel es Licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid y tiene un Máster en Investigación Psicológica Aplicada a las Ciencias de la Salud. Es especialista en manejo emocional, Psicología Positiva y Psicología de la Obesidad. Escribe para medios nacionales como El Periódico sobre Psicología para concienciar sobre la salud mental.

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