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Ortorexia nerviosa

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Terapia psicológica

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¿Qué es la ortorexia nerviosa?

La ortorexia es un trastorno por el cual, quien la padece, desarrolla una obsesión por comer únicamente alimentos considerados saludables. Se trata de un concepto reciente, acuñado en el año 1.998 por el médico estadounidense Steven Bratman; por este motivo, la clasificación de la ortorexia como trastorno psicológico es un concepto aún discutido entre la comunidad científica.

Evidentemente, comer alimentos saludables no es malo, sino beneficioso para la salud. Sin embargo, cuando se desarrolla una obsesión patológica por ello, el paciente puede incluso perjudicar su propio bienestar. En este sentido, la ortorexia puede conllevar una restricción de la cantidad y variedad de alimentos consumidos; esto puede suponer una dieta pobre, en la que falten determinado tipo de nutrientes esenciales. Al final esto puede llevar al paciente a un estado de desnutrición, y favorecer la aparición de otras enfermedades psiquiátricas.

Los problemas de la ortorexia se manifiestan también en el plano emocional. Así, es frecuente que las personas con este trastorno tengan dificultades en el plano social. Muchas veces su autoestima se ve alterada, generalmente al sentirse superiores a otras personas respecto a su nutrición; sin embargo, esto los lleva a ser intransigentes con otros individuos, y a desarrollar actitudes patológicas y obsesivas. Al final, el ortoréxico puede llegar a desarrollar su vida alrededor de la comida, obviando todo lo demás.

¿A qué se debe la ortorexia nerviosa?

Aunque la ortorexia como tal es un trastorno de reciente definición, se han desarrollado múltiples estudios al respecto. Actualmente empieza a haber un cierto consenso respecto a la relación de este desorden con el trastorno obsesivo compulsivo. Así, los ortoréxicos tienen un patrón obsesivo respecto a un ámbito concreto, que es el de la alimentación. Igualmente, se suele identificar esta enfermedad sobre todo en personas con rasgos de la personalidad perfeccionistas, controladores y autoexigentes.

Por otro lado, parece evidente que existe también un factor cultural relevante a la hora de desarrollar este trastorno. En las últimas décadas, existe un patrón social cada vez más acusado de obsesión hacia la alimentación saludable. La información sobre alimentos nocivos es constante en los medios de comunicación, y la población muestra mayor interés al respecto. Además, los cánones de belleza asociados a la delgadez hacen que vivamos en un entorno permanentemente bombardeado con anuncios sobre dietas, ejercicio y pautas para mantenernos sanos y atractivos.

En cuanto a la aparición de la enfermedad, generalmente la ortorexia se comienza a manifestar gradualmente; lo que al principio es una simple elección de alimentos saludables, poco a poco termina desarrollándose en una obsesión. No obstante, algunos profesionales creen que existen antecedentes que pueden hacer a una persona más propensa a desarrollar este desorden. Así, se ha observado que individuos que han padecido anorexia o bulimia con anterioridad son más propensos a volverse ortoréxicos.

¿Cuáles son los principales síntomas de la ortorexia nerviosa?

Por sus características, la ortorexia no tiene tanto una sintomatología como más bien unos rasgos comunes entre quienes la padecen. En este sentido, podríamos establecer unas pautas genéricas, en base a las cuales los ortoréxicos comparten ciertos patrones:

  • La alimentación se constituye en un elemento principal de la vida del individuo. Todos los demás ámbitos, por relevantes que sean, quedan supeditados a desarrollar una alimentación sana.
  • Se trata de personas que dedican gran parte de su tiempo a preocuparse por su alimentación. Habitualmente, dedican más de tres horas al día a planificar su dieta, verificar la salubridad de los alimentos, etc.
  • Eliminan algunos alimentos o ingredientes completamente de su dieta, como las grasas, carnes o carbohidratos.
  • Mantienen una vinculación muy acusada entre su bienestar psicológico y sus pautas alimenticias. En este sentido, si por ejemplo un día no pueden comer saludablemente sienten culpa, malestar, ansiedad, etc.
  • Consideran la alimentación únicamente como un medio para garantizar su salud. Esto significa que la única función de la comida es puramente alimenticia, por lo que no entienden el acto de comer como un factor social o, simplemente, de obtener placer a través del sabor.
  • Son abiertos y se muestran orgullosos respecto a su dieta. Esto les lleva incluso a juzgar negativamente o menospreciar al resto de personas que no se alimentan como ellos.
  • La calidad de la alimentación se vincula de manera inequívoca con la calidad de vida. Esto significa que un ortoréxico, si no considera su alimentación como saludable, entenderá toda su vida como insatisfactoria.
  • Pautas o manías similares a rituales a la hora de preparar la comida. Un ejemplo sería si hay que cortar la fruta de una determinada manera para que sea sana; o si debe consumir los alimentos inmediatamente después de prepararlos, para que no pierdan sus nutrientes.
¿Qué tipos de ortorexia nerviosa hay?

Aún está bajo discusión si la ortorexia es en sí misma un desorden psicológico propiamente dicho. En este sentido, no existe siquiera una subclasificación respecto a diferentes categorías de ortorexia; no obstante, sí que es cierto que quienes padecen este desorden suelen mantener patrones comunes, los cuales generalmente hacen referencia a las dietas o al tipo de alimentación que entienden por saludable. Por citar algunas de los más comunes de estos tipos de dietas, podríamos encontrarnos las siguientes:

  • Dietas veganas / vegetarianas: esta tendencia preconiza la conveniencia de no consumir productos de origen animal. En función de su enfoque pueden ser más o menos estrictas. Así, un vegetariano podría consumir pescado, lacteos o huevos, mientras que un vegano se limitaría a alimentos vegetales.
  • Dietas paleoíticas: se pretende la eliminación de determinados productos considerados artificiales o procesados. Este enfoque considera que la alimentación sana es la misma que tenía el ser humano hace miles de años; esto elimina la agricultura y la ganadería, por lo que productos como los cereales, legumbres o lácteos no están permitidos.
  • Dietas crudívoras: este enfoque plantea la conveniencia de consumir alimentos que no han sido preparados ni tratados. Así, cuanto más crudo e inalterado esté un alimento, más sano se cree que es.
  • Dietas flexitarianas: son similares a las dietas veganas/vegetarianas, pero admitiendo la incorporación de algunos productos animales. En cierto modo, es una dieta omnívora en la que se intenta primar los productos vegetales.
¿Cómo se trata la ortorexia nerviosa?

Al igual que el resto de trastornos de la alimentación, es un desorden complejo. Además, es difícil de diagnosticar, ya que mucha gente no entiende que “comer bien” pueda llegar a ser una enfermedad. Por este motivo, su tratamiento es lento y difícil, si bien suele presentar altas tasas de recuperación. Además, aunque se trata de una enfermedad peligrosa con graves riesgos para la salud de quienes la padecen, afortunadamente no es tan crítica como la anorexia o la bulimia.

Habitualmente son más complejas de tratar las secuelas psicológicas que las físicas; esto se debe a que es necesario que el paciente reestructure muchas de sus pautas de vida y patrones cotidianos. Por ello, lo más efectivo suele ser un abordaje multidisciplinar, en el que participen tanto un psicólogo como un nutricionista. Desde el punto de vista de la psicoterapia, el enfoque cognitivo-conductual suele ser el que mejores resultados ofrece.

Generalmente no suele ser necesario emplear un tratamiento médico o farmacológico, salvo situaciones muy concretas. En este sentido, puede ser necesario la utilización de medicamentos como forma de calmar la ansiedad o el estrés; por otro lado, también puede ser necesario usar suplementos nutricionales que complementen la falta de nutrientes de la alimentación del paciente.

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Beatriz González

Beatriz González

Fundadora y directora de Somos Psicología y Formación. Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid Máster en Neuropsicología por la Clínica San Vicente Terapeuta EMDR Nivel II

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