La resistencia a ir a terapia es algo muy común. El proceso de la adolescencia puede ser una etapa turbulenta y desafiante tanto para los adolescentes como para sus padres. Durante este período de transición, los jóvenes enfrentan una serie de cambios físicos, emocionales y sociales que pueden generar estrés y ansiedad. En algunos casos, los adolescentes pueden encontrarse en situaciones difíciles que afectan negativamente su salud mental, como problemas de autoestima, ansiedad, depresión o conflictos familiares. Ante estas circunstancias, la terapia puede ser una herramienta valiosa para abordar estos desafíos y promover el bienestar psicológico del adolescente.
Sin embargo, es común que algunos adolescentes se muestren reacios o se nieguen rotundamente a asistir a terapia. Esta resistencia puede ser complicada para los padres, quienes buscan lo mejor para sus hijos y desean brindarles el apoyo adecuado.
Las resistencias de los adolescentes para ir a terapia
La negativa de un adolescente a asistir a terapia puede manifestarse de diversas formas. Algunos adolescentes pueden expresar abiertamente su resistencia, negándose a acudir a las sesiones o mostrando una actitud desafiante hacia la idea misma de la terapia. Otros pueden mostrar resistencia de manera más pasiva, posponiendo constantemente las citas, mostrando desinterés o minimizando los problemas que enfrentan. Estas resistencias pueden surgir debido a varias razones:
- Estigma asociado a la terapia: En algunos entornos sociales, la terapia aún es percibida como un tabú o una señal de debilidad. Los adolescentes pueden preocuparse por el estigma que podría surgir si sus amigos o compañeros de clase descubren que están asistiendo a terapia, lo que puede hacer que se muestren reacios a buscar ayuda.
- Miedo a la vulnerabilidad: Los adolescentes, al igual que los adultos, pueden tener miedo de abrirse emocionalmente y ser vulnerables frente a un psicólogo o una psicóloga desconocidos. La idea de compartir pensamientos y emociones personales puede resultar intimidante y generar ansiedad.
- Falta de comprensión sobre la terapia: Algunos adolescentes pueden no entender completamente en qué consiste la terapia y cómo puede beneficiarles. Pueden tener ideas equivocadas sobre la terapia basadas en estereotipos o experiencias previas de otras personas.
- Falta de motivación: Los adolescentes pueden sentir que la terapia no es relevante para ellos o que no les ayudará a resolver sus problemas. Esto puede deberse a una percepción de que sus problemas no son lo suficientemente graves o a una sensación de apatía hacia el proceso terapéutico.
¿De dónde vienen las resistencias?
Las resistencias de los menores hacia la terapia pueden tener su origen en una combinación de factores internos y externos. Es importante que los padres y cuidadores comprendan estas posibles causas para abordar la resistencia de manera adecuada y brindar el apoyo necesario, evitando así desarrollar una mayor ansiedad en los adolescentes. Algunas de las causas comunes incluyen:
- Miedo al cambio: La terapia implica un proceso de autorreflexión y crecimiento personal, lo que puede resultar aterrador para algunos adolescentes. Temen enfrentarse a sus problemas y cambiar comportamientos arraigados.
- Desconfianza hacia los adultos: Durante la adolescencia, es común que los jóvenes desarrollen una mayor independencia y desconfianza hacia las figuras de autoridad, incluidos los padres y otros adultos. Esta desconfianza puede extenderse a los terapeutas, lo que dificulta el establecimiento de una relación terapéutica sólida.
- Experiencias pasadas negativas: Si el adolescente ha tenido experiencias previas negativas con la terapia o con profesionales de la salud mental, es probable que desarrolle resistencia hacia el proceso.
- Presión social: La percepción de que buscar ayuda psicológica es un signo de debilidad puede ser influenciada por la presión social y las expectativas culturales. Los adolescentes pueden resistirse a la terapia para evitar sentirse juzgados o excluidos por sus pares.
¿Qué consecuencias tiene tener esas resistencias para su salud mental?
La resistencia de un adolescente a asistir a terapia puede tener consecuencias significativas para su salud mental y bienestar general. Es importante reconocer que la terapia con adolescentes puede ser una herramienta efectiva para abordar y superar una amplia gama de desafíos psicológicos que enfrentan los adolescentes. Al no recibir la ayuda adecuada a través de la terapia, pueden surgir diversas consecuencias negativas, como:
- Empeoramiento de los problemas: Los problemas emocionales y de comportamiento que enfrenta el adolescente pueden agravarse sin la intervención adecuada. La falta de apoyo puede llevar a una mayor ansiedad, depresión, ira o problemas de conducta.
- Aislamiento social: La resistencia a la terapia puede llevar a un mayor aislamiento social, ya que el adolescente puede evitar hablar sobre sus problemas o buscar apoyo emocional en otros.
- Bajo rendimiento académico: Los problemas emocionales no resueltos pueden afectar el rendimiento académico del adolescente, ya que pueden tener dificultades para concentrarse, mantenerse motivados o asistir a clases regularmente.
- Deterioro de las relaciones familiares: Los conflictos no resueltos y la falta de comunicación emocional pueden tensar las relaciones familiares y generar un ambiente de tensión en el hogar.
- Riesgo de conductas de riesgo: Sin una adecuada atención a sus problemas emocionales, los adolescentes pueden recurrir a conductas de riesgo como abuso de sustancias, comportamientos autodestructivos o comportamientos imprudentes.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a romper las resistencias a ir a terapia?
Cuando un adolescente muestra resistencia a la terapia, es fundamental que los padres y cuidadores aborden la situación con empatía, comprensión y paciencia. Aquí hay algunos consejos prácticos para ayudar a un adolescente a superar sus resistencias y acceder al apoyo terapéutico necesario:
- Fomentar el diálogo abierto: Es importante que los padres hablen con el adolescente sobre sus preocupaciones y miedos en relación con la terapia. Escuchar sin juzgar y validar sus sentimientos puede ayudar a establecer un ambiente de confianza, a la vez que se evitan los problemas de convivencia con los hijos.
- Educar sobre la terapia: Aclarar malentendidos y proporcionar información precisa sobre en qué consiste la terapia y cómo puede ser beneficiosa puede disipar temores infundados.
- Respetar su autonomía: Reconocer la necesidad de autonomía del adolescente y brindarles espacio para expresar su opinión sobre la terapia. Involucrarlos en el proceso de toma de decisiones puede aumentar su sensación de control.
- Buscar un psicólogo adecuado: En caso de que el adolescente haya tenido una experiencia negativa previa con un psicólogo, considerar buscar un profesional diferente puede marcar la diferencia.
- Normalizar la terapia: Expresar abiertamente el apoyo a la terapia como una herramienta valiosa para el bienestar mental y destacar que muchas personas, incluso celebridades y figuras públicas, han recurrido a la terapia para enfrentar desafíos personales.
- Conectar con intereses del adolescente: Si es posible, buscar un terapeuta que se especialice en áreas que interesen al adolescente, como música, arte, deportes, etc. Esto puede aumentar su motivación para participar en el proceso terapéutico.
- Buscar apoyo familiar: Involucrar a otros miembros de la familia en el proceso y fomentar un ambiente de apoyo y comprensión puede reducir las resistencias del adolescente.
- Evitar la presión excesiva: Presionar al adolescente para que asista a terapia puede empeorar su resistencia. En su lugar, ofrecer aliento y expresar preocupación por su bienestar puede ser más efectivo.
- Modelar la apertura emocional: Los padres pueden servir como modelos a seguir, mostrando una actitud positiva hacia la terapia y demostrando una apertura emocional saludable.
- Establecer metas claras: Ayudar al adolescente a establecer metas realistas y concretas para la terapia puede proporcionar un sentido de dirección y propósito.
Cuando un adolescente muestra resistencia a asistir a terapia, puede ser un desafío para los padres y cuidadores. Sin embargo, es esencial abordar estas resistencias de manera comprensiva y ofrecer apoyo para que el adolescente pueda acceder al apoyo terapéutico que necesita. La terapia puede ser una herramienta valiosa para ayudar a los adolescentes a enfrentar los desafíos emocionales y psicológicos de esta etapa de la vida, promoviendo su bienestar mental y emocional a largo plazo.
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