El contexto es muy importante a nivel psicológico. El orden y la limpieza nos ayudan a ver el espacio que está fuera de nosotros como una zona estructurada, controlada, que nos aporta claridad mental y nos acompaña para estar un poquito más tranquilos.
Adquirir el hábito de ser ordenados puede ayudarnos a combatir algunas de las manifestaciones más frecuentes de la ansiedad como el "ruido cognitivo" (preocupaciones a las que no podemos dejar de dar vueltas) y la percepción de pérdida de control. Ser ordenados no nos quitará la preocupación, pero evitará que el caos y la desorganización de fuera potencien el descontrol que sentimos dentro.
Además, mientras ordenamos mantenemos a nuestro cuerpo ocupado y esto puede funcionar como una vía para canalizar la inquietud y nerviosismo característicos de la ansiedad.
En este sentido, parecen interesantes algunas figuras recientes como la de Marie Kondo, una profesional de la organización japonesa y autora del bestseller "La magia del orden", donde apuesta por comenzar a ordenar la casa por muebles, estancias o categorías. O incluso el concepto danés hygge, toda una cultura que gira en torno a la búsqueda de la tranquilidad y el bienestar haciendo de nuestro hogar un lugar cómodo y agradable.
Este período de cuarentena puede ser la oportunidad perfecta para probarlo, ¿no crees?
Alicia.